Construida, según la tradición, durante el pontificado de Papa Liberio (352-366), quien la dedicó al culto de la Virgen. Según la tradición, la Virgen se apareció al Papa Liberio en un sueño, sugiriéndole que se construyera una basílica en un lugar que sería indicado milagrosamente. Así, cuando en la mañana del 5 de agosto una nevada inusual blanqueó el Esquilino, el Pontífice trazó en la nieve el perímetro de la nueva basílica.
La basílica muestra varios estilos arquitectónicos, desde el paleocristiano hasta el barroco.
Todo el edificio fue restaurado y reformado durante el siglo XVIII, por lo que la fachada y gran parte del interior datan de esa época. A pesar de ello, la iglesia conserva el campanario, algunos mosaicos y suelos de mármol de la época medieval y algunas columnas jónicas de otros antiguos edificios romanos, además de espléndidos mosaicos del siglo V.
La decoración del techo se conserva del período renacentista, mientras que las cúpulas y capillas pertenecen al período barroco. Probablemente el aspecto más sorprendente de la Basílica de Santa María la Mayor son las diferentes partes pertenecientes a períodos históricos tan diferentes. La Basílica contiene en su interior las etapas más importantes del arte cristiano en Roma.
Este tour le permitirá visitar la Logia de las Bendiciones, la Sala de los Papas, la Escalera Bernini zonas de la basílica que no siempre son accesibles al público.
La Basílica alberga el icono mariano más importante, la Salus Populi Romani.
La tradición atribuye la imagen a San Lucas, evangelista y patrón de los pintores.
El icono es especialmente querido por la piedad popular y está estrechamente vinculado a la identidad de Roma y sus Papas. El Papa Francisco pone sus viajes apostólicos bajo la protección de la Salus, que suele visitar antes de su partida y después de su regreso. Al hacerlo, se remite a una tradición de los jesuitas, que desde los orígenes de la Compañía de Jesús promovieron el culto y distribuyeron copias del icono por todo el mundo.
Por encargo del Papa Pío IX (1846–78), el arquitecto romano Virginio Vespignani creó la Confessio (1861–64) ubicada frente al Altar Papal. Vespignani utilizó alrededor de setenta tipos diferentes de mármol, en su mayoría extraídos de excavaciones realizadas en Roma y Ostia. La Confessio subraya la importancia de Santa María la Mayor como Belén de Occidente y Basílica de Navidad de Roma.
A partir del pontificado de Teodoro (642-649), también se llamó Sancta Maria “ad Praesepem”. El título hace referencia a las cinco varas de madera de sicomoro, que forman parte del pesebre en el que fue recostado el Niño Jesús, y que se conservan en un relicario de cristal de roca, diseñado por Giuseppe Valadier (1802) en forma de cuna.
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Durante el pontificado de Nicolás IV (1288-1292), Santa María la Mayor experimentó un verdadero florecimiento artístico. La dirección de los mosaicos del ábside fue confiada a Jacopo Torriti.
En el registro inferior se representaban escenas de la vida de María: la Anunciación, la Dormitio, la Adoración de los Magos y la Presentación de Jesús en el Templo.
En el registro superior se representa a María en el momento de su coronación. Las imágenes de Jesús y María están flanqueadas por ocho ángeles, un serafín y los santos Francisco, Pedro y Pablo (izquierda), Juan Bautista, Juan Evangelista y Antonio de Padua (derecha).
La imponente fachada, concebida por el arquitecto Ferdinando Fuga, crea un verdadero escenario desde el que admirar toda la plaza y los mosaicos de Filippo Rusuti (ca. 1300), que cuentan la historia de la fundación de la Basílica. La noche del 5 de agosto de 358, la Virgen se apareció en sueños a un patricio romano y a su esposa, prometiéndoles que haría realidad su deseo de tener un hijo gracias a un milagro.
La pareja fue a visitar al Papa Liberio, quien reveló que había tenido el mismo sueño. Al despedirse, la pareja encontró una parte del monte Esquilino cubierta de nieve. El Papa trazó con su pastoral el perímetro sobre el que el matrimonio construiría la Iglesia.
La consagración de la actual Basílica tuvo lugar el día del milagro, el 5 de agosto, y cada año sel llevan a cabo celebraciones solemnes con una lluvia de pétalos blancos que caen del techo sobre el Altar Mayor.
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La Puerta Santa, situada en el lado izquierdo del pórtico, evoca los Jubileos que se celebran en Roma desde 1300 (cada cincuenta años, desde 1470 cada veinticinco).
La obra de bronce, creada en el año 2000, representa un símbolo de reconciliación con Dios y un nuevo comienzo. Sus puertas serán reabiertas con motivo del Año Santo 2025.
Durante el pontificado de León XII (1823-1829), Giuseppe Valadier transformó la capilla del coro de invierno en un baptisterio. Para este ambiente, el pontífice donó una pila, utilizada como pila bautismal, de pórfido rojo, que fue realzada por la balaustrada de mármol circundante.
La Sala de los Papas es la sala más representativa del gran proyecto arquitectónico querido por el Papa Pablo V (1605-1621).
La sala constituye una especie de Panteón de los ilustres vinculados a ella: el Arcipreste San Carlos Borromeo, Cardenales, Papas y la familia real de España, siendo el Rey de España el Protocanon del Capítulo.
La elegante escalera de caracol, llamada así por "Gian Lorenzo Bernini", está realizada en piedra travertino y conecta los cinco niveles del edificio con la Sacristía Nueva. Su forma, sin columnas, recuerda una concha estilizada y sus líneas siguen un sentido ascendente. Simboliza el viaje humano de la tierra al cielo, de la oscuridad a la luz.
La Sala dei Papi è la sala più rappresentativa dell’ampio progetto architettonico voluto dal Papa Paolo V (1605-1621).
La sala costituisce una sorta di Pantheon dei personaggi illustri ad essa legati: l’Arciprete San Carlo Borromeo, Cardinali, Papi e la famiglia reale di Spagna, essendo il Re spagnolo Protocanonico del Capitolo.
