La Basílica de San Pablo Extramuros

NOTA IMPORTANTE: LA VISITA NO ES PROPORCIONADA POR OMNIA VATICAN&ROME Y NO ESTÁ INCLUIDA EN LA TARJETA OMNIA - POR FAVOR CONTACTE CON LA BASÍLICA DIRECTAMENTE

La Basílica de San Pablo, con su imponente estructura bizantina, es la mayor basílica patriarcal de Roma después de San Pedro en el Vaticano. Fue levantada en los primeros siglos del Cristianismo en el lugar donde fue sepultado San Pablo, cuando en el año 313 el emperador Constantino promulgó el Edicto de Milán, con el que puso fin a la persecución de los cristianos y les concedió su libertad de culto favoreciendo así la construcción de lugares de oración.

Piazzale San Paolo,1 00146 Roma

Duración

1 hora

Descripción

La iglesia es hoy el fruto de una reconstrucción y restauración en profundidad que se produjo en la segunda mitad del siglo XIX, como consecuencia del devastador incendio de julio de 1823 que destruyó gran parte de la antigua basílica. De la antiquísima y gloriosa construcción solo quedaron en pie el transepto, el arco del triunfo, una parte de la antigua fachada y el claustro. La nueva iglesia fue consagrada en 1854 durante el pontificado de Pío IX.

  • Entrada al Claustro, a la Pinacoteca y al yacimiento arqueológico (entrada incluida solo para los titulares de la Tarjeta Omnia 72h y 24h)
  • Visitas guiadas para grupos e individuales de la Basílica y del Claustro (para más información escribir a romacristiana@orpnet.org)

Información y recepción

Horarios

  • Basílica: abierta todos los días de 7:00 a 18:30
  • Claustro, Pinacoteca, Yacimiento arqueológico: todos los días de 9:00 a 18:00

Gratuito para niños menores de 5 años.

Gratuito para personas discapacitadas y sus acompañantes

Cómo llegar

  • Desde la Estación de Roma Termini
    Metro Línea “B” dirección Laurentina, parada “San Paolo Basilica”, 3 minutos a pie.
  • Metro
    Metro Línea “B” dirección Laurentina, parada “San Paolo Basilica”, 3 minutos a pie.
  • Autobús
    Línea 23 (Pincherle/Parravano), bajar en la parada "Ostiense/LGT S. Paolo"

Mapa

El valor de la experiencia

La Basílica de San Pablo nos transmite con claridad y precisión el espíritu y la misión del Apóstol de los Gentiles, que dedicó toda su vida a la Evangelización del mundo hasta entonces desconocido.

En la gran estatua situada en el amplio patio que precede a la Basílica, lleva en sus manos el Evangelio y una Espada, poderosos signos de su misión evangelizadora y de la eficacia de la Palabra de Dios en el corazón de los hombres.

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Al entrar en la Basílica, su amplitud y solemnidad nos recuerda la dimensión universal de la misión del Evangelio que debemos trasladar a todo el mundo y a todas las naciones.

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Lugares de interés

El Altar Papal y la tumba de San Pablo

En el centro del transepto, encima del altar papal, llamado así porque en él solo puede oficiar el pontífice o la persona delegada por él, se eleva el bellísimo ciborio. Representa una de las obras más bellas de arte escultural de la Roma cristiana, realizado por Arnolfo di Cambio en 1285. El ciborio, dañado por el incendio, fue reconstruido sobre columnas del siglo XIX, con algunas incorporaciones.

El cuerpo del Apóstol se encuentra hoy debajo del altar de la Confesión. Una balaustrada de mármol blanco, construida durante el Jubileo de 1575, rodea el altar y sostiene 28 lámparas de bronce. Una doble escalera conduce a la Confesión.

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Recientemente, al retirar un antiguo altar, salió a la luz un lado del sarcófago del santo, oculto a la vista durante los acontecimientos históricos. Una losa de mármol con la inscripción al apóstol Pablo mártir, se incorporó a su vez en la tumba y se colocó plana encima de la celda. Esta losa se adaptó con el tiempo a las necesidades de las liturgias y de la devoción popular. Dos agujeros permitían acceder a los pocillos de la mampostería y colocar objetos personales sobre la tumba y conseguir reliquias “por contacto”.

Desde los primeros siglos de la era cristiana, este lugar ha sido venerado como el lugar de su reposo en espera de la resurrección, piedra angular de la fe cristiana.

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El mosaico del Ábside

Al final de la Basílica nos encontramos de frente el espléndido mosaico del ábside.

La decoración del siglo XIII, promovida por el papa Honorio III, da testimonio de la fertilidad de la expresión artística en Roma, en un período de refinada vitalidad intelectual, durante el cual el papa encargó a artistas del mosaico venecianos la decoración del ábside, decidido a suplantar la rigidez del estilo bizantino.

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El mosaico del ábside sufrió daños importantes durante el incendio de la basílica, lo que exigió una casi completa reconstrucción con la reutilización de solo una parte de las tarjetas antiguas.

En el centro de la composición destaca Cristo bendicente, que muestra el libro en el cual está grabada una frase latina sobre el Juicio Final, y extraída del Evangelio de Mateo. “Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo”. Postrado a sus pies se encuentra, en miniatura, el papa Honorio III.

Según una tradición bizantina, el tamaño de las figuran estaba relacionado con la importancia del papel de los sujetos representados.

A su izquierda, San Pedro está acompañado del hermano apóstol Andrés, mientras que a su derecha San Pablo, junto a Lucas, autor de los Hechos de los Apóstoles y testigo de la evangelización romana de Pablo.

Los demás apóstoles, junto con el evangelista Marcos, discípulo de Pedro, y Bernabé, compañero de fe de Pablo, están representados en la franja inferior.

Los apóstoles están intercalados con palmeras, símbolo de la inmortalidad.

En el centro de la franja inferior se levanta el trono vacío, con la cruz en el centro, que representa la espera de la llegada de Cristo el día del juicio final.

Bajo la cuenca absidal podemos contemplar la extraordinaria cátedra papal de mármol blanco.

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El Claustro

Por la derecha del transepto se puede acceder al bellísimo claustro medieval que evoca la belleza y los principios de la vida monástica. Esta obra fue iniciada por Pietro da Capua, y continuada por Pietro Vassalletto y completada en 1225.

El claustro está formado por cuatro galerías, articuladas por columnas de diverso tipo: lisas, octagonales, entrelazadas, en espiral o esculpidas por mosaicos. Uno de los tres lados, el adyacente a la iglesia, es más rico, aquí las columnas están más adornadas y en las basas se encuentran pequeños especímenes y esfinges.

Este es el estilo típico de los maestros marmolistas que trabajaban en Roma y pertenecientes a las familias de los Cosmati y de los Vassalletto entre los siglos XII y XIII.

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En las galerías porticadas del claustro se puede contemplar la inmensa variedad de los motivos más singulares representados entre los arcos: felinos al lado de cestas de fruta; una triple cara; una máscara que termina con hojas a los lados; Adán y Eva en el pecado original; un águila que agarra una serpiente.

Todo esto hace que el claustro de San Pablo sea uno de los ejemplos más originales de arte escultural medieval.

Bajo las galerías porticadas del claustro se encuentran diseminados o inseridos en las paredes monumentos, inscripciones, bajorrelieves, sarcófagos que en su mayoría proceden de la antigua necrópolis de Ostia, que visitaremos en el exterior de la basílica.

Merece especial atención por la disposición monumental y la belleza, el sarcófago del siglo IV d.C. situado en medio, en cuyos lados se encuentran representados el “desafío de Marsias” y el “suplicio de Marsias”; en un frente se encuentran representadas “las musas” y en el otro tres barcas sobre las cuales juegan unas criaturas aladas. Por otra parte, en la esquina de la izquierda se preserva una estatua medieval que representa a Bonifacio IX, papa elegido en 1389.

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