La construcción de la Basílica de San Pedro tardó más de un siglo. La planificación de la Basílica comenzó cuando el Papa Julio II encargó un concurso para diseñar el edificio más grande de la cristiandad. El ganador del concurso fue Donato Bramante, y la primera piedra fue colocada en 1506. Una serie de muertes y cambios de personal llevaron al cambio de arquitectos de Bramante a Rafael y finalmente a Miguel Ángel en 1547.
La cúpula de la Basílica de San Pedro y la arquitectura se acreditan a la brillantez de Miguel Ángel, que la basó en los diseños de Bramante. La Basílica está construida en la arquitectura tradicional del Renacimiento y ha sido una inspiración para los edificios de iglesias en todo el mundo. La emblemática fachada fue diseñada por Maderno y permanece como un recuerdo inolvidable en los millones de peregrinos que la visitan cada año para ver al Papa.
1. Entrada exclusiva
2. Para la Basílica de San Pedro
3. Para la Cúpula
Diríjase a la taquilla, ubicada a la derecha del pórtico, y muestre su reserva al personal.
La Basílica ofrece al visitante un recorrido riquìsimo de historia, arte y espiritualidad. Cada pequeñas piedras tiene algo que contar.
Y para conocerla toda, probablemente necesitaríamos semanas o incluso meses.
En función del tiempo que desee o pueda dedicar a su visita, quisiéramos ofrecerles algunos consejos
Si solo dispone de una hora, recorra la nave principal hasta el Altar de la Confesión: aquí le esperan la Estatua de bronce de San Pedro, la Confessio de San Pedro, el Altar Papal y el Baldaquino de Bernini, la visión desde el interior de la majestuosa Cúpula y las 4 estatuas de los grandes pilares que las sustentan.
A continuación diríjase al Ábside para admirar la Cátedra de San Pedro y la Gloria del Espíritu Santo.
Seguidamente baje a visitar las Grutas Vaticanas, donde podrá ver el Nicho en cuyas proximidades se encuentra la tumba de San Pedro y las tumbas de otros muchos Pontífices.
De regreso, en una capilla cercana a la entrada, podrá admirar la Piedad de Miguel Ángel. Si dispone de algo más de tiempo, además del recorrido anterior le sugerimos visitar las capillas y los monumentos situados en las naves laterales de la Basílica, cargadas de arte y de historia.
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La Cúpula es como un Te Deum, un himno de agradecimiento a Dios y una prefiguración del Paraíso.
En una armoniosa secuencia de eslabones, se subsiguen los cuatro evangelistas, los patriarcas y los obispos. Jesucristo, rey y juez es flanqueado por la Virgen María, San Juan Bautista, San Pablo y los doce apóstoles.
En círculos concéntricos siguen los ángeles colocados según la jerarquía celeste, hasta llegar a los querubines y a los serafines, los más cercanos al trono de Dios.
Un último eslabón de estrellas doradas en un cielo azul, nos introduce en el ojo luminoso de la linterna, donde se encuentra Dios Padre.
Cuatro pilares, de 45 metros de altura, son las sólidas bases en las que se apoya la enorme cúpula y en las que se asientan las naves y el transepto.
En su base, en enormes hornacinas, cuatro grandes estatuas conservan en su interior las reliquias más sagradas presentes en la Basílica Vaticana.
La estatua de San Longinos, el centurión romano que abrió el costado de Jesucristo, conserva partes de la lanza sagrada. La de Santa Elena, madre de Constantino, conserva partes de la Cruz de Cristo encontrada en el siglo IV en Jerusalén.
La de Santa Verónica protege el paño de lino con el que secó el rostro de Jesucristo camino del Calvario.
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